domingo, 29 de diciembre de 2013

un antipost sobre el amor



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Me he despertado a las siete, a las siete en punto y he pensado que para ser un día de fiesta no está mal, soy un reloj  sin calendario.  Estaba soñando con R. No eran buenos sueños, naturalmente. Desde hace un tiempo sueño con un R apartado, triste, solitario. Ensimismado e inaccesible. 


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Me he levantado y he preparado un café. He sacado a Curra de mi cama y me he sentado tranquilamente a escribir por escribir. Mientras preparaba el café he hecho un lista de  las pocas cosas que tengo que hacer esta mañana.  Kike no vendrá a comer, lo que significa más tiempo porque pondré "ropa vieja". También pensaba que estas horas que paso a solas antes de que propiamente comience el día, son mis favoritas. Naturalmente no puedo, ni podría ni querría convertirlas en las únicas porque me moriría de asco. Creo que es lo que le pasa a toda la gente que se aísla... pero este es un pensamiento nuevo, de ahora mismo, mientras escribo, y esto es ya adelantarse demasiado.

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Bueno, el caso es que he pensado dedicar la madrugada  a escribir y luego, cuando se haya hecho de día, hacer las cosas de la casa: compra, limpieza, Franz (tengo que ir a casa de Franz a dar de comer a sus gatos) Quizás por la tarde haga algún dibujo del muchacho leyendo debajo del árbol. Llevo meses sin encontrar el momento... 

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Mientras colaba el café he pensado en todo eso y aún  más, porque pensar es algo que hago muy  deprisa, como todo el mundo, ¿no? Bueno, como todo el mundo que se cree que  pensar es eso. También he "pensado" pues, en el dibujo que hice antes de ayer, el  que puse en el blog y  que me gusta mucho; y en que no soy un gran artista, tipo Miró, sino más bien un artista tipo mediocre y algo friquie, del tipo de los ancianos bohemios que sacaban en el documental sobre la vida cultural de Mayorca,  a los que dedicaron unos segundos, mientras que a Miró... Bueno ¿qué le vamos a hacer? Uno puede elegir sus ambiciones pero no su destino...

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El primer, primerísimo pensamiento de esta mañana ha sido “me equivoqué” Y lo cierto es que ni siquiera sé a qué me refería. Creo que era con esto de la Pintura... pero ahora no lo tengo tan claro... puede que la equivocación de refiriera a verme como un “artista” así a lo grande; cuando es mucho mejor no verse ni grande ni chico ni nada . Simplemente dedicarte a pintar y dejar que los demás te coloquen donde quieran y por supuesto, saber tú mismo dónde estás.

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Eso está bien... 

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Oigo trastear en el dormitorio de mi madre: Voy a ver qué pasa.

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No pasaba nada: quería ir al baño y se había hecho un lío con las sábanas; pero ya que me he levantado  le he puesto  de comer a los bichos y a mí mismo otro café.

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Ya son las ocho y aún no hay ni rastro de luz en el cielo. Curra está ahora en mi cama y a Gaspar  me lo he traído para darle un poquito de cariño. Creo que a este perrito no le estoy prestando mucha atención. No la que se merece un cachorro. No sé si es por temperamento pero no parece echarla en falta. Me pregunto qué parecía yo a su misma “edad”. Creo que Gaspar va a ser el compañero de la última etapa de mi vida. ¿Le pondría nombre a esa etapa? ¿Qué clase de nombre sería? ¿Un nombre algo triste, un nombre algo friquie? ¿Un nombre luminoso y tranquilo tal vez? 

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Gaspar quiere bajar de la cama... y se baja. ¿A dónde irá? ¿Qué puede desear después de desayunar? ¿Qué mejor que estar tranquilo aquí, con Curra y conmigo dándole calor? Oigo la puerta de la terraza... Estaría muy bien si quiere salir a hacer un pis o... pero no: trajina con la escudilla de la perra así que lo que quiere es asaltar otro plato que no sea el suyo. Este perrito es un glotón ¡Glotón! Quizás esté a tiempo de cambiarle el nombre... A decir verdad me siento un poquito defraudado con Gaspar... y conmigo mismo por mis  faltas hacia él. Pero no pasa nada: se me pasará. Es normal. Normal, me refiero, en personas como yo,  que siempre esperan de  la vida que se comporte como la coreografía de un musical... Por suerte o por bendita experiencia ya sé que las cosas no son así y que  tooodo en esta vida tiene  su lado   “a pesar de” con el que hay que negociar.

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Gaspar ya ha vuelto de la terraza. Me mira desde el quicio de la puerta y se echa  sobre uno de mis calcetines. Lo acepto como un gesto de cariño.
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 ... Le estoy dando vueltas en la cabeza a los personajes de la novela que empecé a leer ayer. Se llama “Me desperté temprano y saqué al perro” de Kate Alkitson. Cuando vi el libro en la biblioteca naturalmente pensé: “con este título este libro  es para mí”  Ha resultado ser una novela policiaca. Es lo que indica en la contracubierta aunque de momento tan solo parece   la crónica de unos personajes abandonados a su suerte y  no me está haciendo ninguna gracia.  Están   muy bien descritos y preferiría que no lo estuviesen tanto porque  si   el Dolor es el tema preferiría apartar el libro de mi lado. Es un poco  “los personajes son buena gente a la que le ocurren cosas malas”  En fin... quizás exagero. De todas formas el libro ya  merece la pena sólo  por el título, que ha resultado ser la primera frase de un poema de Emily Dickinson que luego voy a copiar  por si no lo conoces.  Ayer, al leerlo, el mundo se puso en acuerdo. 


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¡ Y aun no consigo avanzar del momento en el que  colé el primer café! ... porque   sigo con el recuento de mis ocurrencias ( Por cierto: si hay alguien que lea esto habrá de sustituir todos los “pensado” por  se me ocurrió que” )  Bueno, pues en esas estaba, colando el café, cuando se me ocurrió que a todos los que la Navidad nos pone nerviositos es porque no estamos cómodos con el cariño que damos ni con el que recibimos. Aunque necesitamos del afecto, como todo quisqui, mantenemos una distancia de seguridad que en estas fechas se pone en evidencia. 

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Creo que tiene que ver con lo que he comentado antes acerca de concebir la vida como una ñoña coreografía y  cuando esta  no se ajusta a los pasos marcados ya no nos vale. ¡Error! 

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Tomemos como ejemplo cualquiera de los personajes o argumentos que han salido hasta ahora: Gaspar, mi madre, la pintura, Kike, los amigos, el libro... todo requiere un esfuerzo de aproximación, de adaptación. El cariño no se siente, se construye. 

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 Con mucha torpeza, por cierto



Aquí va el poema:



Me desperté temprano y saqué al perro

Y fui a visitar el mar

Las Sirenas del Fondo

Subieron para verme



Y las fragatas- en el piso de Arriba

Extendieron sus manos de Cáñamo

Suponiendo que yo era un ratón

Varado en la Arena



Pero nadie pudo moverme de allí- hasta que la marea

Cubrió mi sencillo zapato-

Y llegó hasta mi Delantal- y hasta mi Cinturón y hasta mi Corpiño también



Hizo como si fuese a devorarme

Enteramente como el Rocío

Sobre una mata de Dientes de León

Y entonces- yo también- eché a andar.



Y él – Él me siguió de cerca

Sentí su Talón de Plata

Rozándome el tobillo – y entonces mis Zapatos

Rebosaron de Perlas



Hasta que así nos encontramos en tierra firme con la Ciudad

A nadie Él parecía conocer Y con una reverencia- y una mirada intensa

Que me dirigió – el Mar se retiró.

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Bueno, pues son ya las 9. Me voy a pasear a mis perros a ver si me encuentro yo  también con Él. 


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