domingo, 20 de marzo de 2016

Curra no tiene de qué preocuparse


Esta mañana temprano, como casi todos los días, hemos salido a correr por la Casa de Campo. No había salido el Sol, pero  se adivinaba un bonito día . Al tomar la cuesta que lleva al teleférico me he quedado rezagada. No sé porqué. Soy un perro pastor y lo que me gusta es correr alrededor del grupo y  que nadie se despiste. Pero, por lo que sea, esta mañana me he quedado  en Babia, mirando cómo los demás se alejaban. Entonces Jorge se ha dado la vuelta para buscarme y al encontrarse sus ojos y los míos he tenido la certeza que un rayo de preocupación le ha cruzado por la mente . Seguramente se le habrá ocurrido que me hago mayor o cualquier  cosa que tenga que ver con el paso del tiempo. Y es que mi queridísimo, mi Todo, se encuentra de lleno en esa edad en la que los humanos se vuelven majaretas  haciendo cábalas  para negociar con la edad. A mí eso me da igual. Soy un perro. Si alguna vez  me pasa por la cabeza , recuerdo que la Ley Natural me protege y puesto que el tiempo corre más rápido para mí que para él, de nada me tengo que preocupar. No habrá de faltarme.

Me pongo a correr con  fuerza y le  alcanzo. También a Gaspar y a Luisote -  como de costumbre no se han enterado de nada -  Y también alcanzo las nubes, las encinas, las liebres ,las urracas y el cielo azul. Y a todos les ladro con fuerza para que sepan que todo está bien.

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